La Costra de Oro: Erupción en Frilthy Lucre (El acreedor) by James Abbott McNeill Whistler - 1879 El de Young La Costra de Oro: Erupción en Frilthy Lucre (El acreedor) by James Abbott McNeill Whistler - 1879 El de Young

La Costra de Oro: Erupción en Frilthy Lucre (El acreedor)

óleo sobre lienzo •
  • James Abbott McNeill Whistler - 10 de julio de 1834 - 17 de julio de 1903 James Abbott McNeill Whistler 1879

El miércoles anterior de “Pensamientos sobre el arte”, hace dos semanas, nos quedamos preguntándonos con un puñado de preguntas. Con el objetivo de consultar la perspectiva de Tolstoi hacia el arte y probar el concepto de "Arte como mensaje honesto". Porque si el arte es el fruto de la comunicación, “la verdadera expresión interior de su Creador cuando la percibe el oyente”, el público determina en gran medida la definición del arte, ¿y si el mensaje transmitido es tan singular que no hace eco en otra persona?; y por el artista: ¿qué sucede si no se transmite ningún mensaje o si el sentimiento expresado es inventado y no sincero? Si el valor de una pieza estuviera determinado por su mensaje, ¿no estaríamos valorando no la pieza sino la información que contiene? Si consideramos la autonomía del "mensaje verdadero", comenzaríamos a ver la pieza solo como el soporte de lo que se está comunicando. Y eso no es lo que sucede, tendemos a considerar la pieza como única e indispensable. De la misma manera, no consideramos las diferentes piezas de arte con la misma sinceridad y cuidamos que el mismo mensaje tenga el mismo valor artístico. Esto no significa que el arte no debería tener un mensaje, pero no debería extraer del mensaje la utilidad para justificarse como arte. El arte debe ser, en la perspectiva de Oscar Wilde, inútil. Este ser, sin medios para un fin ... (¡Alerta parcial!) Lucho por la necesidad de que el arte sea justificado. ¿Por qué no puede ser solo, (y "solo" aquí no limitando, sino subrayando las posibilidades ilimitadas), una emanación singular de circunstancias: realzada por el pensamiento, la belleza, la aleatoriedad, sea lo que sea el inquietante caos en el que la vida pueda condensarse? Si queremos tener algún valor en un siglo de computadoras de "poder mental" en crecimiento, que dominan el reino de las propiedades analíticas, debemos valorar el conjunto único de circunstancias que desarrollan al individuo, como la imaginación, la intuición, la vulnerabilidad... Y aquí es donde el arte debe mantenerse independiente. Tendremos una visión más profunda de Oscar Wilde, Baudelaire y el movimiento decadente y estético la próxima semana. Artur Deus Dionisio.