Pieter Bruegel el Viejo
El triunfo de la muerte, de Pieter Bruegel El Viejo no es para públicos impresionables. Está calificada como una de las obras más terroríficas de su tiempo, y en los últimos siglos no ha hecho más que aumentar su fama. Hasta la obra de Goya de 1810-1820 Desastres de Guerra, no se había hecho en Europa nada similar a esta representación salvaje del infiero en la tierra. La obra maestra de un solo panel de Bruegel tiene un mensaje desalentador: no hay salida del azote de la guerra. Los hombres y las mujeres, en un paisaje cubierto por el fuego, intentan esquivar a la muerte con espadas y lanzas pero los supervivientes son minoría y sus esfuerzos inútiles. No sólo la muerte es inevitable e implacable con clases altas y bajas, una lección que los artistas del medievo y del renacimiento nunca se cansaron de enseñar a sus audiencias, sino que la muerte también es perversamente creativa. La variedad de torturas reservadas en tiempos de guerra es interminable. La intensidad de alucinación y acción expresadas en el cuadro recuerdan a El Bosco, pero en este caso la violencia a sangre fría no deja espacio para la extravagancia.
Es difícil saber si las escenas de El triunfo de la muerte son fruto de la imaginación, convenciones basadas en visiones del infiero de artistas anteriores, observaciones testigo de atrocidades de la guerra o una combinación de las tres. Cada centímetro de El triunfo de la muerte representa el caos a gran escala. Esqueletos que asesinan a cientos de personas, desde campesinos a nobles, desde niños al rey. A nadie se le perdona su destino a manos de la muerte. Esta obra ilustra la influencia del maestro holandés Hieronymous Bosch (El Bosco) sobre el trabajo de Brueghel, quien también pintó ilustraciones demoniacas de la muerte y de lo sobrenatural. Haz clic en la imagen para verla a pantalla completa y hacer zoom, ¡merece la pena!