Hanna Pauli
Continuamos nuestra celebración del Mes de la Historia de la Mujer con la obra de Hanna Hirsch-Pauli, presentada gracias al Nationalmuseum de Estocolmo. ¡Disfrútenla! :)
Hasta el día de hoy, la pintura de 1887 La hora del desayuno de Hanna Hirsch-Pauli todavía puede provocar sentimientos de intenso placer sensual por parte de los visitantes. "Realmente nos sentimos invitados; es como nuestro propio ritual de desayuno. Las sillas nos están esperando y casi podemos sentir cómo la pesada tetera se inclina cuando la levantamos“.
La mesa, que está colocada con hermosos objetos, está asociada a la vida familiar y doméstica. La imagen muestra un rincón de la realidad, donde el comedor burgués ha sido trasladado al jardín.
Esta es una pintura al aire libre impregnada de luz. El sujeto está salpicado con reflejos que dan a los objetos un brillo sugestivo. Es una pintura juste-milieu, anclada a la vez en la tradición clasicista con su perspectiva lineal, pero también inspirada en la forma en que los impresionistas representaron la luz con el color. Al igual que muchos artistas suecos en el momento, Hanna Hirsch-Pauli estudió en París y expuso en el Salón.
El uso de la luz, las pinceladas animadas y la pintura densamente aplicada indignaron a varios críticos suecos en ese momento. Vieron su técnica como descuidada y un crítico sugirió que las manchas de luz en el mantel eran probablemente el resultado de que la artista limpiara los pinceles en él. A finales de la década de 1880, La hora del desayuno jugó un papel importante en el avance de Hanna Hirsch-Pauli como artista. Ya una colorista consumada, como podemos ver, continuó desarrollando esas habilidades en su pintura de retratos.