Duccio di Buoninsegna
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- Zuzanna
Esta obra aparece en la predela frontal, una banda horizontal separada de las escenas narrativas de la base del gran retablo de la Maestà, que representa a la santa patrona de Siena, María, en su grandiosidad junto a ángeles y santos. Un contrato de 1308 establecía que el enorme retablo de la catedral de Siena iba a ser pintado por completo por Duccio di Buoninsegna; es probable, sin embargo, que el artista contrató a ayudantes para ayudarle a llevar a cabo el proyecto.
En la Natividad, Duccio empleó elementos convencionales bizantinos, como la representación en la cueva, los colores brillantes y la composición en varias escenas. María aparece representada en el estilo clásico bizantina, de mayor tamaño que el resto de las figuras que la rodean; no obstante, su gran tamaño también hace hincapié en la importancia que tenía la Virgen para los sieneses. Los paneles laterales representan a los profetas del Antiguo Testamento que sujetan rollos que predicen el nacimiento de Cristo.
La contribución esencial de Duccio al estilo bizantino es su uso de las líneas elegantemente fluidas, evidente en los pliegues de los tejidos y los filos de las montañas de esta obra. Las pinceladas suaves y onduladas minimizan la austeridad del estilo anterior, como también hace la delicada representación del rostro de la Virgen y las caracterizaciones individuales de Isaías y Ezequiel, que expresan un auténtico sentimiento humano.
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