Bartolomé Esteban Murillo
La parábola del hijo pródigo se narra en el Evangelio de San Lucas (15:11-32). El hijo menor de una familia adinerada exige a su padre su parte de la herencia y abandona el hogar familiar. Tras años en el extranjero en una existencia vergonzosa, el joven, cercano a la inanición, se arrepiente de la vida que ha llevado y vuelve a la casa del padre. Sin que su familia lo sepa, trabaja en la casa como sirviente. Un día, su padre lo reconoce y lo abraza con compasión, alegre por su regreso.
En esta obra pictórica, Murillo resalta los valores cristianos del perdón, del arrepentimiento y, sobre todo, de la caridad (que se expresa por medio del criado, que lleva una túnica para el pobre hombre). Este lienzo narra el episodio final de la historia y, junto a otros cinco lienzos de la misma colección, fue realizado por el artista para un cliente desconocido. Hay cuatro bocetos preliminares de esta serie en el Museo del Prado de Madrid, y otra versión de la obra pictórica se encuentra en la Galería Nacional de Arte de Washington. La composición deriva de un dibujo de Annibale Carracci, en el que se basarían posteriormente Jacques Callot y Pietro Testa. Sin duda, Murillo conocería los bocetos de los dos artistas sobre el tema y los utilizaría como modelos para su obra.
El ciclo completo del Hijo pródigo de Murillo está en la Galería Nacional de Irlanda; pero, si no puedes visitar el museo, puedes ver la exposición virtualmente aquí.
P. D. La Biblia es fuente de un gran número de historias interesantes que suelen representarse frecuentemente en obras pictóricas. Aquí puedes conocer la dramática historia del esclavo José y la seductora mujer de Putifar.