Caspar David Friedrich
Se han conservado tres estudios al óleo de Friedrich sobre cielos nublados al atardecer, todos ellos de septiembre a octubre de 1824. El ímpetu de estas obras probablemente provino de su colega pintor y amigo noruego Johan Christian Dahl, quien desde 1823 compartía una casa con Friedrich. En contraste con los estudios de Dahl, en los que las nubes se presentan como cuerpos compactos, a Friedrich le preocupaban los fenómenos ópticos intangibles. En esta pintura en particular, utilizó una escala de tonos naranja, violeta y azul para orquestar un tono de color delicado y esquivo que se extiende sobre un horizonte extremadamente bajo. Se dice que su esposa Caroline comentó una vez: «¡El día en que esté pintando aire, mejor que no se le hable!»
En la novela inconclusa de Novalis, Heinrich von Ofterdingen, publicada póstumamente en 1802, encontramos el siguiente himno a las nubes: "...y aunque su forma exterior es hermosa y alegre como un deseo flotando desde las profundidades del corazón, su luminosidad, esa maravillosa luz con el que reviste la tierra, es como el presagio de una gloria inaudita e inefable".
Esta pintura, originaria de la colección Belvedere, hasta el 24 de enero de 2021 se exhibe en la exposición «Beethoven Moves» en el Museo de Historia del Arte de Viena. La exposición reúne increíbles obras de arte y mucho más, todo lo cual se pone en diálogo con la música y la personalidad de Beethoven.
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