Joos van Craesbeeck
Después de la división de los Países Bajos en el norte calvinista y el sur católico en el siglo XVI, los artistas flamencos revisaron y revitalizaron viejos motivos religiosos para revivir la tradición católica. La pintura de Craesbeeck es un excelente ejemplo de esto.
El ermitaño Antonio se ha retirado a un tramo distante de la costa, pero incluso aquí la tentación busca a los piadosos. Una luz brillante ilumina el espacio oscuro y los eventos espeluznantes que ocurren allí. Se ve a Antonio sentado frente a su refugio, agarrando las Escrituras para fortalecerse. El mar arrastra una bandada de espíritus malignos que lo presionan, siendo el más cercano una mujer lasciva. La escena está dominada, sin embargo, por la cabeza gigante de un hombre, de la que surgen innumerables demonios como malos pensamientos a los que se les da forma física, mientras que el hombre mismo mira con horror los productos de su mente. En su frente (un pedazo despellejado) se han alojado seres diabólicos: entre ellos, un pintor, un anteojo y un nido de pájaro, dejando al espectador maravillado ante su enigmático significado.
Craesbeeck quiere advertir a sus semejantes y, al hacerlo, sigue una tradición popular medieval. Como demuestra el motivo de la cabeza macabra, estuvo influenciado por las diableries de El Bosco, Pieter Brueghel y sus seguidores.
Presentamos la increíble pintura de hoy gracias a la Galería Nacional de Arte de Karlsruhe. :)
P.D. Hablando de El Bosco, haz clic aquí para escuchar la "música del trasero" de su pintura más famosa :D. Esta pintura es perfecta para contemplarla durante horas. Si te gusta escribir tus pensamientos sobre las obras maestras que miras, echa un vistazo a nuestros Diarios de arte, diseñados para tales actividades, aquí. :)