Retrato de una joven

Domenico Ghirlandaio fue un pintor del Renacimiento italiano nacido en Florencia. Dirigió un amplio y eficiente taller, y el famoso Miguel Ángel fue uno de sus aprendices.

Al igual que Botticelli, los retratos de mujeres de Ghirlandaio combinaban una ornamentación idealista y una coherencia decorativa, con lo que reflejaban un creciente interés por el retrato por parte de la clase media y una clara preferencia por la representación realista. La minuciosa atención del artista a la interacción entre la forma y la sutileza del color revela la búsqueda del orden en la composición como ideal estético. Este enfoque se ajusta al gran movimiento humanístico que se estaba desarrollando en el arte en ese momento.

La obra es un ejemplo de retrato del Quattrocento, que situaba la figura en posición de tres cuartos sobre un fondo austero y era una práctica común antes de que se utilizaran paisajes como fondo. El retrato, que acaba justo debajo de los hombros, se aleja de detalles intrincados a favor de un retrato más naturalista, ejemplo del intento del artista por "captar la realidad".

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