Pierre Bonnard
En esta pintura, Bonnard usa la distorsión para crear una imagen graciosa de un gato arqueando la espalda. Es un animal extraño que se estira de manera exagerada con la cabeza metida entre los hombros, ojos demasiado entrecerrados y una expresión de astucia. Parece domesticado y salvaje a la vez.
Como se puede ver en sus dibujos de preparación, le tomó un largo tiempo al pintor decidir la forma y la posición de las patas. Los rayos X de esta pintura también demuestran que hubo muchos cambios, varios de los cuales se pueden ver a simple vista.
"El arte no es naturaleza" es lo que solía decir, a tal grado que su gato blanco se convirtió en casi una caricatura; "una imagen cómica y divertida creada con el genio de su dueño, quien lo observó y entendió tan bien" (Elisabeth Foucart-Walter).
El estilo decorativo de la pintura (la prominencia de líneas serpenteantes y la ausencia por completo de profundidad en la figura plana contra el fondo) coloca esta pintura de 1894 dentro de la tradición nabí. También hay inspiración japonesa tanto en la composición atrevida y asimétrica como en la elección del tema, uno que era muy popular en las impresiones que tanto le gustaban a Bonnard. Hokusai (1760-1849) y Kuniyoshi (1797-1861) en particular pintaron a estos felinos tan familiares.
A lo largo de su obra, Bonnard produjo un sinfín de pinturas con gatos como protagonistas, algunas veces como un simple detalle (visibles en menor o mayor grado) y a veces como el tema principal, como El gato blanco.