Cuentos crueles (dicho exótico)

Gauguin dejó de ser un agente de bolsa y un hombre de familia para tacharlo de artista, con resultados económicamente insatisfactorios mientras estaba vivo. Viajó a Martinica y dos veces a Tahití para vivir una vida más bohemia, "salvaje" con los nativos allí, encontrando la idea de sus vidas "primitivas" más propicias para pintar, aunque en este punto de la historia, estas islas habían sido colonizadas y apropiado por los franceses (incluido el vestido de cuerpo entero de las mujeres), para decepción de Gauguin. A pesar de esto, él mitificaría a la gente allí (y él mismo, como se muestra aquí), creando las obras exuberantes e innovadoras que son hoy renombradas.