Moa

Dos elementos de gran importancia en la obra de Egon Schiele son la pose y el movimiento. En las primeras representaciones que realizó Schiele de sus amigos más cercanos, como la bailarina Moa, así como en las poses del artista, originales e individuales, captadas por la cámara de su amigo Anton Josef Trèka se puede distinguir claramente el entusiasmo de Schiele por transformar el cuerpo humano en una obra de arte completa. Las representaciones de Moa ofrecen una mirada única al entorno de Schiele y a los círculos bohemios de Viena durante este periodo. La propia Moa se puede considerar un icono de la cultura vienesa del cambio de siglo y posó como modelo para Schiele en numerosos retratos. Moa y su compañero Erwin Osen, actor y gran amigo de Egon Schiele, compartían una gran fascinación por las distintas formas de expresión corporal, así como por la gestos y expresiones faciales llevados a la deformación extrema. En su arte, Schiele contribuiría a intensificar aún más esta forma de pantomima y la trasladaría al nivel de los sentimientos y la vida emocional. Esta imagen de Moa es una de las más perfectas, en términos de composición y uso del color, de las distintas representaciones que Schiele realizó de ella.