Estudio para "Un bar en el Folies Bergère"

Pintado justo un año antes de la muerte de Édouard Manet, “Un bar en el Folies Bergère” (1882) es, de muchas maneras, una representación distintiva del estilo de Manet. En su núcleo, como muchos de los mejores trabajos de Manet, la pintura se caracteriza por la alegría de una escena parisina que está contrarrestada por la alienación de lo privado. Es una visión muy moderna sobre la vida urbana. Esto no es totalmente sorprendente dada su reputación como un flâneur y su estrecha relación con el escritor Charles Baudelaire, quien retó a artistas y escritores de su tiempo a capturar el gran espectáculo de la vida en las ciudades modernas. En Un bar en el Folies Bergère, Manet hizo justamente eso. Además, dio a su audiencia mucho más: una ilusión juguetona (a veces mal entendida) con el espacio, una mirada a la moralidad de aquel tiempo y hasta un homenaje a sus amigos (de quienes se ha identificado a dos con claridad al fondo de la pintura).