Egon Schiele
La larga curva ascendente de la espalda del hombre pareciera imitar la elevación ascendente de una gran formación geológica. La espalda es la creación del mundo. Los dos, completamente unidos en su soledad, flotan por sobre las colinas, en ese manto de tela blanca arrugada, como si lo que les estuviera pasando fuera un sueño. ¿Se trata de una aprehensión trágica a la única certeza de la vida: la muerte? La pintura también nos habla sobre las circunstancias de la vida de Schiele en esos momentos. Está a punto de ser alistado en el ejército. Quizás el objetivo de esta pintura es hacernos saber que está siendo enviado a los brazos de la muerte. También acaba de decidirse entre dos mujeres de su vida, con una gran frialdad. Contrajo matrimonio con una de ellas, y abandonó a la otra, una modelo de gran prestigio. Por lo tanto hay una gran tensión relacionado con este apego. Las figuras en sí mismas son la esencia pura y destilada de Schiele: las formas extrañas y huesudas; los dedos estrechos. Los huesos humanos de Schiele suelen parecer espigados, extremadamente alargados y generalmente mal encajados, como si fueran a desarmarse ante el aplauso poderoso de las manos de dios. Muchas veces hay un extraño dolor y una forma retorcida en el modo en que una persona se relaciona con la otra, como si nada pudiera estar nunca en paz. Solía pintar o dibujar personas en parejas, retorciéndose entre ellas como reptiles. Tras su matrimonio, sus pinturas parecían más calmadas y serenas, menos tortuosas, la forma humana más íntegra, menos apegada a la vida como un mástil de un barco en medio del océano. No así en esta pintura. Aquí el abrazo es extrañamente insatisfactorio: repulsión y aceptación al mismo tiempo. Quizás se trate más de un tema de necesidad más que de deseo. Nadie puede sobrevivir el reclamo de la muerte. Si miramos la fecha, veremos que es 1915, la Primera Guerra Mundial está en curso. En fin, ¡que tengáis un buen fin de semana!
PD: Schiele fue sugerido por Stefan (¡saludos a ti y a tu novia!)