Perseo y Andrómeda

Andrómeda, encadenada por el tobillo, lánguidamente espera su destino como sacrificio a un monstruo marino. Su sensual cuerpo domina la composición y su libertador, Perseo, solamente está ligeramente delineado en el cielo. Él está sujetando la cabeza de la Gorgona en su escudo, que pronto convertirá al monstruo en piedra. Los sujetos de Gustave Moreau estaban sacados exclusivamente de la mitología clásica o de la Biblia y las grandes pinturas que expuso a mediados de la década de 1860 en el Salón de París le granjearon un éxito considerable. Moreau pintaba con una riqueza suntuosa; sus trabajos de mayor tamaño tienen elaboradas superficies construidas a partir de varias capas de pigmento. El poder poético e imaginativo de su trabajo resultaba particularmente atractivo a hombres de letras y Joris-Karl Huysmans escribió en su novela À rebours acerca de "este gran artista, este místico pagano, este vidente, que podía conjurar en el mundo cotidiano de París tales visiones y apoteosis mágicas de otras épocas".