Cabalgantes en la playa

Paul Gaughin pintó Cabalgantes en la playa en la costa de Atuana, la cual podía ver desde su última casa nativa. Esta obra recuerda a las pinturas de Degas y ejemplifica la destreza que Gauguin mantuvo hasta el final a pesar de su enfermedad. Aunque el escenario es diferente al de las escenas elegantes de Degas, su espacio, el aislamiento de las figuras, la claridad del delineado que convierte a cada caballo en una forma cerrada y el sentido de intervalo rítmico están relacionados con la visión antigua del maestro. El manejo sugiere tanto el pasado como el futuro; las pinceladas del cielo, incluso su color, nos devuelven hasta los impresionistas, pero el rosa del primer plano, que es propio de Gauguin, apunta adelante hacia los fauvistas. Más allá de ellos, estas sombras pastel, la distancia entre los caballos y la taquigrafía simbólica de los dos cabalgantes en la parte superior derecha se parecen a Picasso, sólo que fue realizado poco después.