He Visto la Figura 5 en Oro

Sin un poco de contexto, esta pintura no parece tener mucho sentido. Sin embargo, si te decimos que es un tributo a un amigo del artista, el poeta William Carlos Williams, y que la inspiró su poema La Gran Figura, sus estilizadas y abstractas imágenes comienzan a arrojar mucho más significado. El título de la obra deriva de uno de los versos del poema de Williams, que evoca la visión y los sonidos de un camión de bomberos, de un rojo brillante y con el número 5 estampado en el lateral, mientras baja a toda velocidad una calle en plena noche.

En lugar de pintar la escena exacta, Demuth capta la urgencia del momento mediante el uso de líneas diagonales, que fuerzan el recorrido de la mirada del espectador, repitiendo y ampliando sucesivamente los números cinco dorados que dominan la composición. Los planos rojos representan el camión de bomberos, con la escalera a la derecha y las ruidosas sirenas extendiéndose desde el eje delantero del automóvil. A su alrededor, vertiginosos edificios negros y grises, aceras con referencias esféricas a las farolas de la calle y algún escaparate, aún encendido, conforman el telón de fondo de esta escena urbana.

Inspirándose en las vallas publicitarias, este es uno de los ocho “retratos de cartel” abstractos que Demuth realizó entre 1924 y 1929 en homenaje a sus amigos escritores, artistas o actores. En lugar de un retrato convencional, donde apareciese el rostro inequívoco de Williams, la pintura contiene numerosas referencias a él: sus iniciales W.C.W en la parte inferior; su alias, Bill, recortado arriba, y su segundo nombre Carlos (menos la S), como un letrero de bombillas al fondo.

Aunque esta pintura es ampliamente conocida, el nombre del artista probablemente no suene tanto. Charles Demuth vivió en la Pensilvania rural, donde trabajaba en casa, en un pequeño estudio con vistas a su jardín. Como su colega, el pintor modernista americano Charles Sheeler, Demuth fue un precisionista influido por los movimientos europeos del cubismo, de planos fracturados y diferentes prismas superpuestos, y del futurismo, que abrazaba la vitalidad y el dinamismo de la era de las máquinas y la Revolución Industrial. Produjo más de un millar de obras hasta que murió, a la edad de 51 años.

Martina

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