Robustos cítricos con ramas con sus hojas aún unidas llenan, casi desbordando, un cuenco deteriorado en esta meticulosa naturaleza muerta. La aguda observación de la naturaleza de Giovanna Garzoni y su manejo refinado de la pintura son evidentes en la cuidadosa reproducción de la cáscara de los cítiricos y de las delicadas alas de las avispas. Con el cuenco de cítricos en el centro, esta pintura es característica del estilo de Garzoni; una flor o insecto ubicado en un primer plano agrega interés a la composición. Deliberadamente Garzoni maneja texturas y formas, contrastando la desigual cáscara de los cítricos y su pesada redondez con los bordes ásperos de las ramas, las relucientes hojas verdes y las delicadas flores con forma de estrella.
Hacia el 1600 los que participaban en la vida de la corte tenían gran interés en la investigación científica y la ilustración. Como resultado de esto pinturas de natura sospesa, "naturaleza suspendida," estaban bastante de moda. Las habilidosas representaciones de los objetos de la naturaleza de Garzoni, generalmente frutas e insectos arreglados en agradables conjuntos, estaban entre las pinturas más codiciadas por adinerados mecenas.