En 1831, Malcolm “Sport” MacLeod hizo un descubrimiento insólito en la arena de Camas Uig (Escocia): un tesoro de 93 artefactos, la mayoría tallados en marfil de morsa, que constaba de 78 piezas de ajedrez, 14 piezas (para otros juegos) y una hebilla de cinturón. Datadas en el siglo XII, es más que probable que estas insólitas fichas de juego se realizaran en Trondheim (Noruega) y los expertos creen que probablemente las perdiera un comerciante de camino a algún popular centro de comercio cercano, ya que muestran señales de un desgaste mínimo. El tesoro incluye ocho reyes, ocho reinas, dieciséis alfiles, quince caballos, doce torres y diecinueve peones. Debido a que hay muchas piezas juntas y duplicadas y no forman un juego completo, es probable que fueran piezas de repuesto o duplicadas destinadas a venderse a jugadores frecuentes. Muchas de las piezas tienen huellas de pintura roja y blanca, probablemente para distinguir a los diferentes jugadores.
Con la excepción de los peones, las fichas de ajedrez son todas figuras humanas y muestran unas imágenes vivas y contemporáneas. Así, por ejemplo, las piezas en forma de soldados, poseen una armadura y unas armas idénticas a los artículos y estilos encontrados en los yacimientos arqueológicos de Noruega que datan del mismo periodo. Los caballos, que son figuras de jinetes, llevan lanzas y escudos; mientras que las torres, que son todas soldados a pie, llevan escudos y espadas; cuatro de ellas representan berserkers que muerden sus escudos. Todas las piezas tienen expresiones faciales impresionantes, con una mirada penetrante y difícil de olvidar. Actualmente, estas remarcables piezas de juego se encuentran repartidas entre el Museo Británico (82 piezas) y el Museo Nacional de Escocia (11 piezas).