Eugène Delacroix
Eugène Delacroix fue uno de los gigantes de la pintura francesa, pero su última exposición retrospectiva completa, que se celebró en París, fue en 1963, durante el centenario de su muerte. El Louvre, en colaboración con el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, acoge una exposición histórica de 180 obras (pinturas, la mayoría) como tributo a toda su carrera. La exposición acaba el 23 de julio de 2018. ¡Es uno de los acontecimientos más importantes de este año!
“Ningún lienzo revela mejor el futuro de un gran pintor”. Fue con estas palabras que Thiers describió en 1822 la primera obra que Delacroix, que entonces tenía aún unos veinte años, presentó al Salón. Con este novedoso tema inspirado en el Inferno de Dante, una concepción sombría, una composición profundamente dramática, así como ciertas referencias a Miguel Ángel y Rubens, el artista hizo que pintura cambiara de rumbo hacia una nueva dirección, que pronto se conocería como romántica.
La época de los pintores clásicos que imitaban el arte griego y el romano había acabado: ya no había sitio para ellos entre los gustos del momento. La idea subyacente tras La barca de Dante es que los grandes genios de otras tierras habían escrito obras cargadas con un modo de ver y sentir muy diferentes a los de los franceses. Leerlos estimulaba la mente, mediante nuevos temas, y la imaginación, mediante una nueva fuerza. Tan nuevos, de hecho, que la pintura de Delacroix no quedó libre de críticas: “un auténtico pegote” fue como la describió Delécluze, discípulo de David. Delacroix se inspiró en los escritos visionarios del poeta italiano para crear una pintura de auténtica fuerza y romanticismo.
Aunque inspirado en la tradición mitológica, el tema de la obra es el poeta italiano Dante Alighieri (1265 - 1321). En la Divina comedia (1306 - 1321), Dante relata su poética visita al Infierno guiado por Virgilio. La Divina comedia está dividida en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso. El viaje de Dante comienza en el Infierno, en compañía del poeta romano, y recorre los nueve círculos sucesivos hasta encontrarse con Beatriz, que lo guiará en el Paraíso. En esta escena, Dante y Virgilio, cruzan el lago que rodea la ciudad infernal de Dite en la barca de Flegias; las almas de los condenados se retuercen en el agua e intentan escapar a su destino colgándose del bote.