El viejo Junier solía vender verduras que compraba todas las mañanas en un mercado local de París. Había sido amigo del artista durante muchos años; su esposa solía cocinar para Rousseau. Como el pintor le debía algo de dinero y el señor Junier acababa de comprar un caballo del que estaba muy orgulloso, se acordó que Rousseau haría un cuadro del mismo.
Rousseau trabajó a partir de una fotografía. Sin embargo, hizo importantes cambios que revelan su proceso creativo. Omitió un árbol en el bulevar y jugó particularmente con el tamaño y la posición de los tres perros. Estos tienen una función visual. El perro gordo y negro le da profundidad al carruaje. Sabemos que cuando Max Weber (el famoso e importante sociólogo, historiador, jurista y economista político alemán) le comentó a Rousseau que el perro negro era demasiado grande en relación con la escala general de la pintura, el artista replicó que su pintura exigía esto. Por otra parte, el perro en miniatura trotando delante del carruaje le entrega monumentalidad a la yegua. Esta se para de manera bastante curiosa sobre las puntas de sus cascos, resaltando así las sombras proyectadas en el suelo. La yegua, como una bailarina en sus puntas, parece casi suspendida en el espacio. A Rousseau le gustaba mucho este tipo de paradojas, que hace que algunos personajes floten en un espacio puramente pictórico.
P.D. ¡Amamos a Rousseau! ¡Sobre todo sus fantásticas selvas! puedes verlas aquí <3.