Adam Herszaft
Presentamos el grabado de hoy gracias al Instituto Histórico Judío de Varsovia, el cual es responsable de uno de los mayores depósitos mundiales de judaica digitalizada. Es una asombrosa fuente para cualquier persona interesada por la cultura y la historia de los judíos polacos.
Un pequeño artículo de Edward Kleinlerer en el periódico “Nasz Przegląd”, publicado el 20 de diciembre de 1928, arroja cierta luz sobre el paisajista, en cierto modo olvidado, Adam Herszaft.
Este pintor de talento, que destacó en la técnica de la punta seca y del grabado, sintió una gran fascinación por la ciudad de Venecia. Volvió allí después de muchos años y pasó noches y noches paseando por sus estrechas calli para sumergirse en el ambiente de la ciudad. Después intentó capturar el ambiente especial de Venecia en sus obras.
Sabemos esto gracias al autor del texto, que acompañó a Herszaft en su aventura y tuvo la oportunidad de observar al artista mientras trabajaba. Y trabajaba de forma meticulosa: Herszaft abordaba cada tema con devoción y cuidaba con celo cada detalle. Todo esto resulta especialmente admirable si se considera que las técnicas que elegía son complejas y requieren un largo proceso.
El grabado que se conserva en la colección del IHJ muestra una ciudad; edificios fantásticos inmersos en la oscuridad y que se yerguen sobre un mar oscuro. Aunque el artista parece haberse inspirado en sus paseos nocturnos por las calles venecianas, lo pintó a partir de su imaginación. Y aunque podemos encontrar el espíritu de La Serenissima en el grabado, tiene poco que ver con la ciudad real de Carpaccio y Veronés.
Según Kleinlerer, la popularidad de los grabados de Herszaft viene del “profundo amor del artista por el tema”, su habilidad por captar el ambiente y sus propias impresiones, que no se traducen necesariamente en una representación fiel del paisaje urbano.