Éxtasis de Santa Teresa

En este modelo de una de las obras más famosas de Bernini, el Éxtasis de Santa Teresa de 1647–52, el escultor se revela como un modelista en lo más alto de su carrera. La terracota transmite la esencia del intenso drama que Gian Lorenzo Bernini escenificó en la capilla the Cornaro de la iglesia de Santa Maria della Vittoria de Roma: el éxtasis de la santa española en camino a su unión mística con Dios, tal y como lo describió en su autobiografía. En ella, narra cómo un pequeño y bello ángel le atravesó el corazón y las entrañas con una flecha de oro llameante y la dejaba abrasada para Dios. Gimiendo por un dolor tan grave y dulce al mismo tiempo, Teresa suplicó que nunca parara. Bernini la muestra flotando sobre una nube, completamente abrumada por su experiencia mística, con las extremidades caídas, la cabeza colgando hacia atrás y los labios y ojos entreabiertos. El ángel está a punto de atravesarla de nuevo.

La representación que realizó Bernini de las ropas moviéndose violenta y artificiosamente provocaron repetidos comentarios, particularmente en respuesta a sus obras posteriores, pero el biógrafo Filippo Baldinucci menciona cómo Bernini esquivó las críticas: ‘... e incluso aunque algunos criticaron las ropas de sus estatuas como demasiado plegadas o perforadas, él alabó el extraordinario mérito de su cincel que había sido capaz de superar la dificultad de representar en mármol algo tan flexible, por así decirlo, como estas ropas, aunando escultura y pintura’. Esta cualidad pictórica y el carácter del espontáneo y sincero "toque" (franchezza) que Bernini consiguió en mármol emergen incluso con más fuerza en el modelado táctil y animado de esta terracota. Pequeñas diferencias con la obra final (como la posición de la cabeza de Teresa) y sobre todo, la calidad superior del modellino demuestran que esta no es la obra de un ayudante o copista, como se había sugerido anteriormente, sino un modelo de presentación del propio maestro.