Camille Pissarro
El cuadro se presentó en 1874 en la legendaria primera exposición de los impresionistas en el estudio del fotógrafo y pintor Nadar. Los críticos se miraban unos a otros con risas burlonas. La pintura simple de Pissarro fue considerada como un insulto en ese momento: su tema no mantuvo ninguna posición "clásica"; se cambia la objetividad por el sentimiento subjetivo de un día de verano. Pissarro no había realizado estudios precisos ni compuesto su pintura de acuerdo con las reglas convencionales. El cuadro fue creado al aire libre, rápidamente diseñado y pintado enérgicamente. Pissarro hizo caso omiso de las leyes de la perspectiva del color y la perspectiva lineal. En cambio, disolvió las líneas en luces, transformó la realidad en toques de color armoniosamente dispersos y desarrolló espacios de color. Por lo tanto, los críticos podrían afirmar fácilmente que las imágenes de Pissarro no tenían arriba ni abajo, ni anverso ni reverso; hoy lo reconocemos con una sonrisa.
Un camino rural atraviesa campos de cereales a punto de madurar. Mientras que la mitad izquierda, animada por amapolas de maíz, sigue el camino y se retira a la profundidad, los campos del lado opuesto se escalan paralelos al plano de la imagen. La colisión de capas cercanas y distantes del espacio se enfatiza con fuerza en intervalos rítmicos. El estrecho horizonte era importante para Pissarro. Amenizó los cerros con un álamo, un grupo de campesinos, el reservorio de agua, casas y arbolitos. Tonos desvaídos y pinceladas suaves y ligeramente más amplias caracterizan las colinas envueltas en neblina y las distinguen del primer plano y el fondo detallados. El cielo ocupa la mitad de la imagen. Las nubes se mueven hacia la profundidad, de modo que el espectador se siente, como Pissarro, justo dentro de la imagen.
El equilibrio de los componentes y la sencillez del conjunto dan la impresión de calma y armonía. También había amigos de los impresionistas entre el público indignado de la época, que eran susceptibles a esto. En 1874, el crítico de arte Jules-Antoine Castagnary escribió valientemente sobre la pintura de Pissarro: "En su Mañana de junio, uno debe elogiar sin reservas la fuerza con la que dispone las diversas partes del paisaje y el equilibrio magistral y armonioso del conjunto". Pissarro quería traducir los valores del estado de ánimo atmosférico en pintura. Su ambición era capturar la impresión del paisaje en un día de principios de verano; este paisaje iluminado por el sol a las afueras de París se convierte en la representación del calor mismo.
Presentamos el trabajo de hoy gracias a la Staatliche Kunsthalle Karlsruhe.
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