Caballo en un paisaje

Franz Marc mantuvo una estrecha relación con los animales, especialmente con los caballos. Realizó numerosas pinturas, estudios y dibujos de ellos en los prados a los pies de las colinas de la Alta Baviera, cerca de Kochel, Lenggries y Sindelsdorf, en contacto directo con los animales. En realidad, no se veía a sí mismo como un pintor de animales dentro de la tradición académica, más bien tenía interés por un ser vivo cuya vida interior deseaba representar para acercarse al secreto de la vida. Los animales en un paisaje eran, para el artista, un puente entre el hombre y la naturaleza; deseaba restaurar la anterior unidad entre estas dos figuras. Según el artista, solo los animales habían conservado una "casta majestad". A partir de esta manera de pensar, Marc desarrolló una autonomía del color y de la forma. El cuerpo acentuadamente anguloso del caballo visible en primer plano y su cabeza situada en el centro de la pintura se enlazan con el paisaje sin horizonte que se alza al fondo para formar una amplia e intensa gama de colores.