Don Garcia de Medici

Este retrato de García de’Medici (1547–1562), tercer hijo de Cosimo de’Medici y Leonor de Toledo, es un excelente ejemplo del escaso interés en la representación de los niños antes del período de la Ilustración. Bronzino ofrece una representación fiel de los rasgos pequeños e indefinidos de un niño, pero le presenta la misma postura distante e impasible que se usa para retratos de adultos del ámbito de la corte florentina.García es visto aquí sobre todo como un heredero del ducado de la Toscana y por esta razón el artista omite cualquier expresión o gesto que pueda alentarnos a ver a un niño. García, cuyo estado se refleja en su suntuosa chaqueta roja de seda y oro, ricamente adornada en el cuello y las muñecas con bordados cosidos con perlas, no juega con la costosa baratija que tiene, sino que la muestra como consciente de su valor. Esta joya, que en ocasiones se ha identificado incorrectamente como un sonajero, era un amuleto destinado a protegerse del mal de ojo. Toma la forma de una arpía que descansa sobre un cuerno del cual cuelga una piedra preciosa. Los amuletos con arpías / sirenas fueron utilizados por las mujeres napolitanas para protegerse durante el embarazo, y así pudo haber sido entregado a García por su madre, Leonor, o por su abuelo, Pedro de Toledo, Virrey de Nápoles. En su otra mano, el niño sostiene una flor de azahar recientemente abierta, un símbolo de la pureza y la inocencia características de su edad. El retrato se ha atribuido a Bronzino, pero se ha considerado una réplica de taller de un original perdido. De hecho, es una producción de taller, un hecho más evidente en la ejecución de las manos y la ropa del niño, que carece de la precisión y el brillo típicos de la mano de Bronzino. Es muy probable que haya intervenido en la cara, en la que, sin embargo, parece haber usado una plantilla.