‏Joven mujer del pueblo

Amedeo Modigliani fue parte del círculo de artistas que vivían y trabajaban en el distrito de Montparnasse de París a principios del siglo XX. En ese momento, Montparnasse era el corazón artístico de la ciudad, con un enclave bohemio que incluía a Chaim Soutine, Jacob Epstein, Jean Cocteau, Jacques Lipchitz, Diego Rivera, Pablo Picasso, y Constantine Brancusi. Este estrecho círculo de artistas a menudo se influían entre sí, y Modigliani pintó regularmente retratos de sus amigos artistas, poetas, escritores, niños e incluso gente común. Hoy os traemos el retrato denominado Joven mujer del pueblo, de 1918. Todo en la obra es puro Modigliani: la cara alargada, los ojos desiguales y desalineados y la lánguida expresión. A pesar de los elementos estilísticos fácilmente identificables, cada uno de sus trabajos varía de carácter y disposición. Modigliani estuvo muy influido por su amor al arte africano y Khmer (camboyano), claramente apreciable al ver sus formas planas y la fuerza de los rasgos físicos que confiere a los sujetos que representa. Aunque este retrato tiene los rasgos muy estilizados, su piel está tratada con la calidez natural de la carne humana, añadiendo sutiles matices que aportan realismo. Esta característica contrasta crudamente con el frío acero azul de su mirada vacía y el enmarcado de la cara que provocan las franjas negras del pelo y el pañuelo del cuello.

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