Artista anónimo
Entre las muchas transformaciones sociales trascendentales generadas por la invención de la fotografía estaba la posibilidad de la autorrepresentación de una gran variedad de grupos previamente excluidos del retrato oficial. Costureras, carpinteros, mineros de oro, e incluso los recién fallecidos se sentaron para sus retratos oficiales, dejando atrás un registro extremadamente valioso de sus vidas anónimas, si no invisibles.
Este retrato muestra a dos jóvenes en un tierno abrazo, sus muslos entrelazados, compartiendo un momento sugestivo ante la cámara. ¿Son amantes? Quizás, pero lo más probable es que esta fotografía sea un ejemplo de la intimidad natural y inconsciente y el contacto físico que los hombres disfrutaron en una era pre-freudiana.
Texto: Museo Metropolitano de Arte.