El Gran Dragón Rojo y la Mujer Vestida del Sol by William Blake - 1805 National Gallery of Art El Gran Dragón Rojo y la Mujer Vestida del Sol by William Blake - 1805 National Gallery of Art

El Gran Dragón Rojo y la Mujer Vestida del Sol

pluma y tinta con acuarela sobre grafito •
  • William Blake - 28 de noviembre de 1757 - 12 de agosto de 1827 William Blake 1805

El Libro del Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento, contiene una serie de advertencias a los cristianos para que mantengan y guarden su fe, luego relata una serie de episodios alegóricos que demuestran las consecuencias de la defección espiritual. "El gran dragón rojo y la mujer vestida en el sol" de Blake ilustran pasajes que describen a "un enorme dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos y siete coronas sobre sus cabezas" que desciende sobre "una mujer vestida con el sol, con la luna Bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. El dragón representa a Satanás. Su misión es vengarse de la mujer que ha dado a luz a un seguidor de Dios que difundirá la fe cristiana.

La luz del sol baña la figura de la mujer y atrapa la luna creciente de luna sobre la que descansa. La oscuridad y la sombra llenan el cielo desde arriba como una nube de tormenta cuando las alas del dragón agitan un gran viento y barren su cabello hacia arriba, como flamígeros. Abajo, un creciente diluvio, invocado por el dragón y destinado a envolver a la mujer, abruma a las figuras de las almas desventuradas. Cuando el diablo se cierne para presenciar su fallecimiento, Dios le otorga alas que la llevan a un lugar seguro. Sin embargo, la poderosa imagen de los brazos extendidos del dragón y los de ella arqueando una imagen de espejo sugiere que el bien y el mal son una dualidad, como los lados oscuros y claros de la luna, en lugar de fuerzas completamente independientes.

La tierra se abrirá para tragar el agua, y el dragón frustrado volará para emprender la guerra contra la progenie de la mujer, los seguidores de Dios. Para Blake, es el poder espiritual, la pureza y la bondad representadas por la mujer, lo que siempre prevalece, por horribles que sean las circunstancias.