Por el lecho de muerte (fiebre)

"Enfermedad, locura y muerte fueron los ángeles negros que cuidaron mi cuna y desde entonces me han seguido por la vida", escribió Munch en sus notas, casi como una explicación de todos los motivos relacionados con la muerte que debían formar una parte importante y significativa. de su mundo pictórico. Uno de los primeros recuerdos de Munch fue el de su madre confinada con tuberculosis que miraba con nostalgia desde su silla a los campos que se extendían fuera de la ventana de su casa en Kristiania (ahora Oslo). Murió en 1868, dejando a Edvard, que tenía 5 años, sus tres hermanas y un hermano menor al cuidado de su esposo mucho mayor, Christian, que era un médico imbuido de una religiosidad que a menudo se oscurecía en un sombrío fanatismo. La tía de Edvard, Karen, vino a vivir con la familia, pero el afecto más profundo del niño era por Sophie, su hermana mayor. Su muerte nueve años después, a los 15 años, también de tuberculosis, lo traumatizó de por vida. Al morir, ella pidió que la levantaran de la cama y la pusieran en una silla; Munch, quien pintó muchas composiciones de su enfermedad y los últimos días, mantuvo esa silla hasta su propia muerte.