Desnudo femenino acostado bocabajo

Schiele amaba los desnudos. En sus veintiocho años de existencia, Egon Schiele produjo algunas de las representaciones más radicales de la figura humana en los tiempos modernos. A través de su retrato altamente expresivo y absolutamente intransigente, eliminó de manera impresionantemente original los parámetros de la autoexpresión, la procreación, la sexualidad, el erotismo y la mortalidad, preocupaciones predominantes en la atmósfera social y psicológicamente cargada de la Viena anterior a la guerra. El trabajo de Schiele ya era atrevido, pero dio un paso más con la inclusión del erotismo decorativo de Klimt y con lo que a algunos les gustaría llamar distorsiones figurativas, que incluyeron alargamientos, deformidades y apertura sexual. Pero a pesar de su famosa afirmación de que "las obras de arte eróticas también son sagradas", muchas de sus descripciones explícitas fueron denunciadas como basura pornográfica.

En 1912 Schiele incluso fue acusado de seducir a una menor: la hija fugitiva de un oficial naval, que junto con otros niños había sido vista rondando fuera de su estudio. Aunque la acusación principal resultó ser infundada y luego fue descartada, Schiele se vio obligado a pasar 24 días en la cárcel por exhibir material erótico en  presencia de menores de edad. Mientras estuvo en prisión, Schiele creó una serie de 12 pinturas que evocan el trauma y la incomodidad de estar encerrado en una celda.