Girard Thibault of Antwerp
El arte emana una naturaleza contemplativa como algo pensativo y meditativo, por lo cual la acción no es la primera asociación que se hace al pensar en él.
De hecho, el origen de la palabra Arte apunta hacia otra dirección. Art, de la Francia del siglo 10, se refiere a una habilidad como resultado del aprendizaje o práctica; en Latín, artem no solo significa una habilidad práctica pero hace una referencia etimológica a la palabra arma.
Por siglos, las armas no solo han sido herramientas, pero accesorios de moda y declaraciones de gusto y estatus, con sus cinturones y empuñaduras decorados que evolucionaron junto con los movimientos artísticos y estilos. Las armas formaron una gran parte de la cultura, tanto así que los diseños eran comúnmente grabados por artistas famosos, como Hans Sebald Beham, y el manejo de las armas fue muy importante en la educación de cualquier noble Europeo, con tutores, clases y libros solemnemente dedicados a ese tema.
La Academia de la Espada, por Girard Thibault de Antwerp, es el libro de esgrima más aclamado artísticamente, famoso por sus ilustraciones, firmado por dieciséis grabadores Flamencos y apoyado por el Rey Louis XIII de Francia.
Desafortunadamente, Thibault murió justo después de la publicación de su libro. Pasó su vida obsesionado por diseñar un acercamiento matemático para el manejo de la espada, buscando las relaciones geométricas precisas entre los espadachines. Thibault compuso una proporción altamente lógica natural del espacio de combate, el cual expresó a través de un diagrama circular que hasta el día de hoy se conoce como el círculo misterioso, todo con una visión artística y un enfoque científico inquisitivo.
Aunque parezca bizarro en estos tiempos, referirse al combate como una forma de arte no era nuevo entonces: cinco siglos antes de Cristo, el estratega y filósofo Sun Tzu escribió El Arte de la Guerra, un libro compuesto de 13 capítulos, cada uno dedicado a un aspecto de la guerra. El Arte de la Guerra sigue teniendo relevancia hoy, fuera de la fuerza militar, para estrategas y empresarios corporativos cazando su lugar en el mercado.
Aunque pudiera haber sido violento en algunos tiempos y lugares, nuestro siglo ha sido el más pacífico en el que cualquier sociedad civilizada haya vivido hasta ahora. La guerra ya no es parte del currículo de los niños, pero aun así, ¿Cuántos son aterrorizados por ella? Todos deberíamos ser agradecidos por la paz, nunca olvidando los terrores que la guerra causa y rechazando a todos aquellos que aclaman sus beneficios.
Artur Deus Dionisio