"Un alma buena y tan sabia y tan llena de sentimientos y tan de confianza", así describió Vincent van Gogh a su amigo Joseph-Etienne Roulin. Van Gogh dibujó y pintó muchos retratos de Roulin, un cartero que trabaja en Arles, donde Van Gogh vivió de 1888 hasta 1889. En cartas e imágenes, Van Gogh idealizaba a Roulin y lo consideraba como un hombre del pueblo y un sabio.
Con la vista hacia enfrente, el rostro de Roulin de lleva cerca del plano de la imagen con los ojos mirando ligeramente con anhelo a un lado. Las líneas enérgicas de Van Gogh describen la abundante barba de Roulin, su estructura facial y su nariz algo torcida.