Retrato de una violinista by Anne Vallayer-Coster - 1773 - 116 x 96 cm Museo Nacional de Estocolmo Retrato de una violinista by Anne Vallayer-Coster - 1773 - 116 x 96 cm Museo Nacional de Estocolmo

Retrato de una violinista

óleo sobre lienzo • 116 x 96 cm
  • Anne Vallayer-Coster - 21 de diciembre de 1744 - 28 de febrero de 1818 Anne Vallayer-Coster 1773

Antes de la historia de hoy, quiero mencionar que este mes será especial en cuanto a artistas mujeres. Siempre intentamos mostrarlas con la mayor frecuencia posible y hoy tenemos esta oportunidad gracias al Museo Nacional de Estocolmo. :) ¡Prepárense para más!

Anne Vallayer (1744–1818) fue elegida para la Academia francesa de arte a la edad de tan solo 26 años. Este fue un evento notable en ese momento, dada la juventud de la artista y el hecho de que era una mujer (soltera, por cierto) en una institución dominada por hombres. No hay indicios de que Vallayer disfrutara del patrocinio real, pero no le faltaron mentores en las filas de la academia. Claude-Joseph Vernet, un paisajista, fue su maestro. Fue elegida para la academia como pintora de bodegones.

Vallayer, quien en 1781 se casó con Jean-Pierre-Silvester Coster, un exitoso abogado, se especializó principalmente en pintura floral. Gracias a su uso efectivo del color y a su ilusionismo hábil, sus naturalezas muertas tevieron mucha demanda, pero se clasificaron relativamente bajas en la jerarquía de la materia de la época. Por lo tanto, Vallayer-Coster intentó ampliar su gama de motivos incorporando deliberadamente objetos más generalmente asociados con la pintura histórica. Con la esperanza de atraer clientes reales, también pintó retratos, lo que llevó a encargos de las tías del rey y de la reina María Antonieta.

A pesar de su ambición de ampliar su gama de motivos, Vallayer-Coster pintó muy pocos retratos, y muchos de los que hizo tenían una conexión personal directa. A la luz de este hecho y una cierta semejanza, los investigadores han sugerido que Retrato de una violinista es una pintura de género de una de las tres hermanas del artista, Madeleine, Elisabeth o Simone. No se sabe si alguna de ellas realmente tocaba el violín, pero lo que está claro es que Vallayer-Coster tenía un don extraordinario para representar instrumentos musicales. Un sentido de calma y contemplación impregna la composición autocontenida. Incluso las cuerdas rotas contribuyen a la excelencia visual de la imagen a la vez que plantean preguntas sobre su importancia. Retrato de una violinista, sin duda, se encuentra entre las obras más destacadas de la artista.