Retrato idealizado de una dama (Retrato de Simonetta Vespucci como una ninfa) by Sandro Botticelli - c. 1480 - 81.8 × 54 cm Museo Städel Retrato idealizado de una dama (Retrato de Simonetta Vespucci como una ninfa) by Sandro Botticelli - c. 1480 - 81.8 × 54 cm Museo Städel

Retrato idealizado de una dama (Retrato de Simonetta Vespucci como una ninfa)

Técnica mixta sobre álamo • 81.8 × 54 cm
  • Sandro Botticelli - alrededor 1445 - Mayo 17, 1510 Sandro Botticelli c. 1480

Durante los próximos cinco domingos os presentaremos obras maestras pertenecientes a la fantástica colección del Museo Städel, como Monet, van Eyck, y el éxito indudable de hoy - la chica que probablemente reconoceréis de Primavera. ¡A disfrutar!

"Puedo predecir con seguridad que cualquier admirador del arte con una clara orientación hacia lo ideal se sumergirá en esta pintura con gran placer, al igual que este delegado la ha estado contemplando con gran deleite." Johann David Passavant, director del Städelsches Kunstinstut, 1840-61, el 27 de enero de 1849, en el momento de adquirir la pintura.

Se trata de un retrato idealizado de Simonetta Vespucci, una joven aristócrata casada a los 16 años, representando a una ninfa. Era considerada la mujer más hermosa de Florencia y se convirtió en la (supuestamente platónica) querida de Giuliano de Medici. Fue fuente de inspiración para otros pintores, además de Botticelli. Murió joven sin hijos a los veintitrés años. Su peinado con cuentas, lazos, plumas y apliques de cabello artificial hubieran sido demasiado elaborados y pretenciosos inclusive para los estándares florentinos. Su vestimenta probablemente era un disfraz de ninfa en el estilo antiguo o de la mitología clásica. El fondo también contribuye a idealizar a Simonetta: es tan negro como el color de la pequeña piedra tallada que lleva alrededor del cuello, otorgándole a la pintura una sensación de relieve. Lo que encontramos aquí ante todo es el ideal femenino de la época, transmitido a través de la belleza, virtud y un concepto similar al de la antigüedad. Sin embargo algunas sutilezas como sus pestañas y la parte superior de su cuerpo, ligeramente girada hacia el espectador, también son interesantes de examinar con profundidad. El retrato perfecto está vivo. Respira. Estas son las cualidades que lo sitúan como una de las pinturas más destacadas del Renacimiento.