Gustav Klimt
En este delicado retrato, una joven mujer con el rostro rodeado por una nube de pelo se reclina en una chaise longe y contempla con indiferencia al espectador. En contraste con el alto grado de acabado en su representación de la cabeza, Klimt trató la ropa del modelo y el respaldo del asiento de una forma más suelta y resumida destacando la conexión palpablemente emocional entre la modelo y el artista. La joven mujer guarda un evidente parecido con Sonja Knips, un miembro de la alta sociedad vienesa cuyo retrato pintó Klimt durante el mismo periodo. Tanto la pintura como este dibujo marcan un importante punto de inflexión en la evolución del estilo de Klimt. El manejo de su enfoque suave, la atmósfera onírica y el erotismo generalizado revelan la influencia del simbolismo, un elemento clave en el arte de la Secesión de Viena, el movimiento de vanguardia en el que Klimt desempeñó un papel central. El dibujo está enmarcado en un diseño contemporáneo de la Wiener Werkstätte, un colectivo de artistas y diseñadores con vínculos cercanos a la Secesión. Es un bello ejemplo del compromiso de Klimt con la idea del Gesamtkunstwerk (obra de arte total).
P. D. Aquí puedes ver los retratos desconocidos de Klimt que nunca hubieras imaginado que son de él.