Edward Burne-Jones
La leyenda de San Jorge, normalmente ha sido utilizada como excusa realizar diseños dinámicos y de gran dramatismo, inspiró en Edward Burne-Jones una respuesta lírica típica. La imagen presenta al espectador algo parecido a un sueño. El vigoroso caballero se enfrenta a su horrible (y desnutrido) enemigo con gran convicción; no obstante, este San Jorge es una creación de la mente. El “sfumato” borroso de las formas (Burne-Jones no había perfeccionado aún su estilo frágil) y la elegancia de las poses favorecen el ensueño, no la inquietud. Burne-Jones fue el menos ideológico de todos los prerrafaelitas pero, al mismo tiempo, fue el más constante, por lo que nunca perdió la fe en un mundo iluminado por la luz de la luna, de doncellas pálidas y santos afeminados. Henry James definió el modelo de Burne-Jones como “pálido, enfermizo y lánguido”. Sin ningún interés por el progreso pictórico, el artista inglés odiaba a los impresionistas y prefería a los simbolistas contemporáneos, a los que admiró y en los que influyó poderosamente.
Gracias a Dios, ya llega el fin de semana.
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