Puesta de sol en el ferrocarril

Desde la niñez, a Edward Hopper le habían fascinado los trenes, y tras su boda con Josephine Nivison Hopper, la pareja se embarcó en su primer viaje transcontinental en tren, viajando a Colorado y a Nuevo México. El año en que pintó esta escena, Hopper y su esposa viajaban de Nueva York a Charleston (Carolina del Sur), así como a Massachusetts y Maine. Pero en vez de representar los lugares que visitaron, Hopper aqui muestra el paisaje solitario entre los destinos, con la vías de tren atravesando el campo, paralelas al plano pictórico (como si se estuviera mirando por la ventanilla de un tren que pasara). Como era frecuente en su modo de trabajar, Hopper pintó la escena una vez que había vuelto a su estudio de Nueva York, creando una imagen que no es una representación exacta de un lugar específico, sino la fusión de sus recuerdos con detalles imaginarios añadidos.

Mira estos colores: ¡son espectaculares!

¡Que tenga un jueves maravilloso! ;)

P.D. Si te gustan los trenes tanto como a Hopper, echa un vistazo a estas fabulosas pinturas de estaciones ferroviarias de la edad de oro del viaje en tren (aquí) o coge un tren en invierno con Claude Monet (aquí). <3