A comienzos de 1888, tras pasar casi dos años en París, Vincent van Gogh sentía que ya había tenido suficiente y quería regresar al campo. Sus amigos artistas le hablaron del sur de Francia, "la tierra de los tintes azules y los colores alegres", y decidió hacer de la Provenza su siguiente destino.
Y resultó una buena elección: "Nunca he tenido tan buena fortuna; la naturaleza aquí es extraordinariamente bella, en todo y por todos lados. La cúpula del cielo es de un azul maravilloso, el sol tiene un brillo de azufre pálido y es suave y delicioso, como la combinación de amarillos y azules celestiales de las pinturas de Vermeer de Delft".
Poco después de llegar a Arlés, Van Gogh realizó varias versiones del puente levadizo que se encontraba justo al sur de la ciudad: cuatro pinturas, dos dibujos, una acuarela y un boceto. Esta pintura tiene una composición dinámica. El canal forma una diagonal que mantiene toda la imagen. Conduce la mirada hacia el puente y hacia la carreta cubierta que lo cruza.
Presentamos la obra de hoy gracias al Museo Kröller-Müller de Otterlo. :)
P. D. Si tienes ganas de ver más de Van Gogh, echa un vistazo a nuestro cuaderno de van Gogh. Además, en DailyArt Magazine es la semana del paisaje; echa un vistazo a nuestro boletín semanal y disfruta aquí de los paisajes más bellos del Oeste americano. <3