El juego de ajedrez

Este retrato, que da fe tanto de los estrechos lazos familiares como de la importancia del nacimiento y la descendencia, es una obra que realizó Sofonisba Anguissola en 1555 y en la que representó a tres de sus hermanas (probablemente Lucia, Europa y Minerva) y a su sirvienta, alrededor de un tablero de ajedrez. El juego de ajedrez no solo destaca el ambiente íntimo y la relación armoniosa entre las hermanas sino también su estatus. El ajedrez era un pasatiempo intelectual propio de aristócratas, al igual que el tapiz oriental sobre la mesa, el costoso atuendo de las hermanas y la sirvienta que las vigila con una mirada divertida en el rostro.

Es uno de los pocos retratos cuya localización original se conoce, ya que Vasari lo vio en 1566 en el palazzo familiar de Cremona. Lucia y Minerva ya habían muerto entonces y la propia Sofonisba estaba trabajando como dama de compañía y pintora en España. Durante sus vidad en aquella casa, el retrato en grupo habría sido un ejemplo de la vida ideal y armoniosa de una familia aristocrática. Después, sin duda, se habría convertido en un preciado recuerdo de los miembros de la familia ausentes, tanto si estaban lejos de casa como si ya habían fallecido.

Para el espectador cómplice que lee la firma, con nombre y apellido de esta artista tan segura de sí misma, en el tablero de ajedrez, también queda claro de manera inmediata que se trataba de una familia con una ilustre historia.