Cabaña en el algodón by Horace Pippin - c. 1931–1937 - 51 × 85 cm Instituto de Arte de Chicago Cabaña en el algodón by Horace Pippin - c. 1931–1937 - 51 × 85 cm Instituto de Arte de Chicago

Cabaña en el algodón

Óleo sobre algodón montado sobre masonita • 51 × 85 cm
  • Horace Pippin - 22 de febrero de 1888 - 6 de julio de 1946 Horace Pippin c. 1931–1937

El artista autodidacta Horace Pippin comenzó a pintar como un medio de terapia, con la esperanza de recuperar la movilidad de su brazo derecho, que había sido lesionado en la Primera Guerra Mundial. Se convirtió en uno de los artistas afroamericanos más célebres de mediados del siglo XX, mientras los críticos aclamaban el poder y la autenticidad de su estilo “primitivo”. Cabaña en el algodón, la pintura que llamó la atención en el mundo del arte, muestra la paleta vívida y saturada de Pippin y el sentimiento de patrones intensos.

Al vivir en Pensilvania, Pippin pudo haber visto campos de algodón durante las visitas a familiares en el sur, pero es más probable que se inspirara en la cultura popular. La forma de vida en el sur rural gozó de gran boga en la década de 1930, con el estreno de la ópera Porgy y Bess de George Gershwin en 1935 y la publicación de Lo que el viento se llevó de Margaret Mitchell en 1936. En particular, la composición de la pintura recuerda la apertura y secuencias finales de la película de 1932 Esclavos de la Tierra, protagonizada por Bette Davis. En ese año, tanto Bing Crosby como Cab Calloway grabaron una canción titulada Cabaña en el algodón.

En 1937, Christian Brinton, un influyente crítico de arte; y N. C. Wyeth, el famoso ilustrador, descubrieron Cabaña en el algodón en el escaparate de una tienda de reparación de calzado en West Chester, Pensilvania, y convencieron a Pippin para que la comenzara a exhibir. Después, los periódicos informaron ampliamente que el actor Charles Laughton había comprado la pintura, lo que llevó a otras celebridades y coleccionistas de arte, así como a museos, a adquirir el trabajo de Pippin, lo que aseguró su fama duradera.

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P.D. ¡Aquí puedes leer la fascinante historia de cómo el arte salvó la vida de Horace Pippin!