Vincent van Gogh
El tiempo vuela tan rápido, ¡ya estamos en mayo!
Vincent van Gogh admiraba desde hacía tiempo la obra de Charles-François Daubigny, un paisajista de renombre que había vivido en Auvers. Conocido como paraíso de artistas, Auvers ya había atraído a pintores como Armand Guillaumin, Camille Pissarro y Paul Cézanne. Charles Daubigny, a quien Van Gogh admiraba enormemente, se había establecido allí hacia 1860 y cuando Van Gogh llegó, la viuda de Daubigny aún vivía en su casa. Deseoso de ver la casa y el jardín de Daubigny a su llegada al pueblo, Vincent los visitó lo antes posible. Este cuadro es su primera representación del jardín, a la que siguieron dos versiones más grandes sobre lienzo.
A falta de un lienzo, Van Gogh pintó esta obra sobre un paño de cocina a rayas rojas y blancas. Primero aplicó una capa de fondo rosa brillante, mezclando pigmento blanco de plomo con rojo, creando un llamativo contraste con los tonos verdes del jardín. La base rosa permaneció visible entre las pinceladas, pero el pigmento rojo se desvaneció con el tiempo, dejando la base con un tono grisáceo.
P.D. Los paisajes de Van Gogh tienen algo especial. Es casi como si nos permitieran vislumbrar el estado de ánimo del artista. ¡Descubre la fascinante relación entre Vincent van Gogh y la naturaleza!