En 1913, la libertad y la espontaneidad de las primeras composiciones fauvistas de Henri Matisse habían evolucionado hacia un enfoque más estructurado influenciado por el cubismo. Este cambio es evidente en el lienzo que presentamos hoy, donde un bodegón aparentemente sencillo (un cuenco de manzanas sobre una mesa con pedestal colocada ante una cortina o una puerta de persiana) adquiere una presencia y una fuerza sorprendentes gracias a su sobria geometría y a su composición frontal. La amplia curva del tablero de la mesa y la forma estilizada y aplanada de su pata anclan la obra en un diseño simétrico y rigurosamente equilibrado. Sin embargo, a pesar de este rigor formal, el uso poético del color de Matisse sigue siendo fundamental. Las manzanas, radiantes en sus tonos vivos, parecen brillar dentro de su cuenco de un amarillo deslumbrante.
P. D. ¡Henri Matisse en 10 pinturas! ¿Conoces todas estas obras?
P. P. D. Henri Matisse aparece [obviamente] en nuestro último conjunto de postales. ¿Adivinas de qué obra se trata?