La virgen del conejo

Esta pintura fue titulada así debido al conejo que sostiene María en su mano izquierda. El conejo es un símbolo de fertilidad y, debido a su blancura, de la pureza de María y el misterio de la Encarnación. También es un símbolo de su virginidad ya que los conejos y liebres hembras pueden concebir una segunda camada de crías mientras están preñadas con la primera, pareciendo así que pudieran parir sin haber sido fecundadas. La segunda mujer retratada es Catalina, vestida como dama de honor y representada con su atributo tradicional de una rueda averiada a sus pies. Las dos mujeres están sentadas en un prado junto a una canasta de manzanas representando el pecado original y uvas que simbolizan la eucaristía y la redención de los pecados. En el fondo un pastor observa la escena, un motivo cogido de Giorgione.