La Pequeña Arlesienne

Vincent van Gogh disfrutó haciendo pinturas de niños. Una vez dijo que es lo único que "me emociona hasta lo más profundo de mi alma y me hace sentir el infinito más que cualquier otra cosa". Pintar niños, en particular, representa el renacimiento y lo infinito. A lo largo de su carrera, Van Gogh no hizo muchas pinturas de niños, pero las que completó fueron especiales para él. Durante los diez años de la carrera de Van Gogh como pintor, desde 1881 hasta 1890, su trabajo cambió y se enriqueció, particularmente en la forma en que usó el color y las técnicas de manera simbólica o evocativa. Sus primeras obras fueron en tonos tierra y aburridas. Después de un período de transformación en París, Van Gogh se embarcó en sus períodos más prolíficos, comenzando en Arles, en el sur de Francia y hasta sus últimos días en Auvers-sur-Oise. Durante esos tiempos, su trabajo se volvió más colorido y reflejaba más influencias, como el Impresionismo y el Japonismo. Las influencias del japonismo se entienden en la pintura de hoy de una niña.