Diez años antes de que se pintara este cuadro, Justin von Nassau, el oficial al mando de Breda, entregó la ciudad al genovés Ambrosio Spinola, comandante de las fuerzas españolas. Breda era una de las bases militares fronterizas de los Países Bajos, que durante mucho tiempo había sido un territorio codiciado y, por lo tanto, un sitio de mucha controversia. Esta victoria fue uno de los últimos triunfos logrados por España en el período en que se estableció como una gran potencia mundial.