Paul Signac
En el centro de la obra se retrata un árbol con una copiosa copa multicolor que abarca la mayor parte de la tela. Dispuesta sobre un fondo de cielo azul pálido, la copa del árbol parece subordinarlo todo a su alrededor con su movimiento. En lugar de servirse de pinceladas precisas y de un único modo, Signac sugiere el movimiento de las ramas mediante la complejidad del espacio pictórico y de la flexibilidad de la forma que logra.
El estilo de esta obra es el cromoluminarismo lo que le da el aspecto de un mosaico con un armónico acierto en el juego de fluctuación de los colores que se entretejen y a la vez agrupan a la imagen en distintos tonos (y/o temperaturas). La paleta de colores artificiales de Signac propone una experiencia más emocional que visual, del árbol y la alteración del uso tradicional de los colores transporta -por un instante- al espectador, al mundo interior del artista y su relación con el árbol. Esta obra pertenece al Museo Nacional de Bellas Artes de Pushkin.
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