La Madonna del Jilguero by Giovanni Battista Tiepolo - 1767/1770 - 63,1 x 50,3 см National Gallery of Art La Madonna del Jilguero by Giovanni Battista Tiepolo - 1767/1770 - 63,1 x 50,3 см National Gallery of Art

La Madonna del Jilguero

óleo sobre lienzo • 63,1 x 50,3 см
  • Giovanni Battista Tiepolo - Marzo 5, 1696 - Marzo 27, 1770 Giovanni Battista Tiepolo 1767/1770

Giovanni Battista Tiepolo (1696-1770) fue un artista italiano del Rococó, conocido por sus prolíficas pinturas, grabados y frescos. Nacido en Venecia, Tiepolo comenzó como pupilo de Gregoria Lazzarini, pero abandonó su tutelaje en 1717, cuando fue admitido en la Fraglia, o Gremio de Pintores. Recibió una gran influencia de Tintoretto y Veronese, pero desarrolló su propio y característico estilo.

Se especializó en grandes frescos en muros y techos con dramáticas narrativas. Sus primeras obras maestras en Venecia fueron diez enormes lienzos que representan escenas de batallas históricas de la Antigua Roma. Fueron utilizadas para decorar el gigantesco recibidor de Ca’ Dolfin, en el Gran Canal.

La Madonna del Jilguero es una pintura religiosa que muestra a la Virgen María sosteniendo en sus brazos a un regordete y pelirrojo Niño Jesús. El espectador es inmediatamente atrapado por la dulce y deslumbrante belleza de la Virgen: vemos su cara iluminada desde arriba y enmarcada por las sombras de su velo. Tiepolo hizo uso de la clave alta, con colores tenues y suaves, reflejando la moda por los tonos pastel del momento. Vemos al Niño estirando del velo de la Virgen, como si estuviera arrimándose a su madre, pero al mismo tiempo mirando hacia el espectador, con un semblante que refleja una profundidad y madurez poco habituales en un niño de su edad.

Jesús sujeta un jilguero en su mano izquierda. Según la leyenda, la mancha roja de la cabeza del jilguero es una salpicadura de la sangre de Cristo, cuando el pájaro arrancó una espina de su cabeza, tratando de ayudarle en el dolor durante su camino al Monte Calvario. El Jilguero que sostiene en la mano simboliza la cruz que más tarde tendrá que sufrir, y un augurio de su dolorosa y lenta pasión y muerte. 

En 1761, a Tiepolo le fue encargado por el Rey Carlos III la creación de un fresco para el techo de la habitación del trono en el Palacio Real de Madrid. El artista murió en esta ciudad en 1770, dejando un prolífico legado de obras, incluyendo 800 pinturas, numerosos grabados y frescos magistrales que aún perduran en iglesias y edificios por toda Europa.

Heidi Donovan Werber

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