Scherzo di Follia (El juego de la locura) by Pierre-Louis Pierson - ca. 1865 Museo Metropolitano de Arte Scherzo di Follia (El juego de la locura) by Pierre-Louis Pierson - ca. 1865 Museo Metropolitano de Arte

Scherzo di Follia (El juego de la locura)

gelatina de plata estampada de negativo de vidrio •
  • Pierre-Louis Pierson - 1822 - 1913 Pierre-Louis Pierson ca. 1865

 

Es 1 de marzo así que es hora de comenzar #elmesdelahistoriadelasmujeres :)

Una selfie, ahora existe una palabra para definirla. Actualmente es una gran moda. Personas fotografiándose a ellas mismas y compartiendo su imagen con el mundo. Pero no es tan original como parece. Las selfies fueron comercializadas por primera vez por Virginia Elisabette Luisa Antonietta Teresa Maria Oldoini, condesa de Castiglione (1837-1899). Nacida en Florencia, Italia, pertenecía a una familia de la nobleza menor  de la Toscana, pero con muchas oportunidades. Conocida como Nicchia, se casó a los 17 años con un hombre 17 años mayor que ella. Fue un matrimonio por conveniencia política. Tuvieron un único hijo que murió de viruela a temprana edad. Nicchia fue trasladada inmediatamente a Francia, donde se esperaba hiciera uso de su influencia para persuadir a Napoleon III de unificar Italia, y logró su objetivo. En pocas semanas se convirtió en su amante, originando un escándalo y consecuente separación de su marido.

Durante su affair, se hizo fotografiar por Pierre-Louis Pierson (1822-1913). Fue en el momento en que la fotografía estaba en su mayor apogeo en la moderna París. Para ella, fue el comienzo de algo mucho más grande. Realizaron entre 400 y 700 retratos (según diferentes fuentes), que abarcaron casi 3 décadas de su vida. Ella ideó escenarios, poses, vestuario. Era la figura dominante en el proceso, Pierre-Louis solo debía presionar el disparador de la cámara y revelar la película. Todas las partes del proceso estaban estipuladas en un contrato. Virginia era la propietaria del proceso e inclusive de la fotografía final, lo que era muy inusual. Generalmente el fotógrafo es el propietario de su propio trabajo. Ella se fotografió las piernas y los pies desnudos, originando otro escándalo. Ella empeoró la situación al fotografiarse como una difunta sobre un sofá. En ese momento se reveló que estaba enferma. Su personalidad esquizofrénica la envolvía como capas que se hacían visibles en sus fotografías. Siguió innovándose a sí misma como persona y como fotógrafa, aunque hundiéndose cada vez más debido a su enfermedad.

A partir de 1879 pasó sus años en un cuarto en penumbras, con las persianas bajas, saliendo solo durante la noche. No era capaz de olvidar el pasado y siguió realizando retratos resplandecientes. Alejada de la realidad, su psiquiatra no pudo ayudarla. Sus cabellos se volvieron grises y finos, había perdido sus dientes. La mirada seductora reemplazada por la tristeza. Murió a la edad de 62 años y fue enterrada en el cementerio de Père Lachaise en París.

Erik