: la Virgen María y el Niño Jesús by Artista anónimo  - c. 1350 - 14.8 x 8 x 3.8 cm Museo Metropolitano de Arte : la Virgen María y el Niño Jesús by Artista anónimo  - c. 1350 - 14.8 x 8 x 3.8 cm Museo Metropolitano de Arte

: la Virgen María y el Niño Jesús

Marfil • 14.8 x 8 x 3.8 cm
  • Artista anónimo Artista anónimo c. 1350

Obispos, abades y abadesas de la Europa medieval lucían y llevaban habitualmente símbolos de condición religiosa y uno de los más importantes era una especie de bastón llamado báculo. Los báculos a menudo medían de largo como cuerpo de una persona o incluso más y llamaban la atención por acabar en forma gancho; en algunos casos, este extremo estaba muy trabajado. Esta pieza francesa demuestra como pequeños objetos como estos, que se exhibían de manera habitual, podían ser notables obras de arte por derecho propio.

Este báculo tiene dos lados y muestra una representación de la crucifixión de Cristo en el lado opuesto. Esta escena, que muestra a la Virgen María sosteniendo al Niño Jesús, revela algunos detalles personales del probable propietario de esta pieza. A la izquierda de la Virgen María aparece un abad arrodillado en oración y a la derecha, hay una figura sin cabeza que luce las ropas de un obispo mientras sostiene su propia cabeza mitrada en las manos. Los expertos, teniendo en cuenta estas dos figuras juntas, creen que el báculo fue realizado para un abad del siglo XIV de la comunidad monástica de Saint-Denis, al norte de París. San Dionisio, mártir y santo patrón de la monarquía francesa, es conocido por haber llevado su cabeza desde donde fue ejecutado, mientras predicaba un sermón a lo largo de todo camino, hasta desplomarse en el lugar donde se construiría su futuro templo y monasterio. Aunque los expertos no saben con seguridad quién fue el abad que llevó este báculo, está claro que no solo fue un hombre con recursos, sino también un patrón de las artes.

Los báculos se personalizaban hasta el mínimo detalle y sus diseños frecuentemente reflejaban los gustos y creencias de sus propietarios. La imaginería de esta pieza indica que el abad en cuestión se tomó su papel como líder y guía del monasterio con bastante seriedad, lo que nos dejó un extraordinario recuerdo de él, de su vida y de su oficio.

- Stephanie Skenyon