Edward Hopper
La mujer anónima de Ventanas de noche no es consciente de que la estamos observando. La ciudad de noche fue un tema frecuente en la obra de Hopper desde fines de 1920 a principios de 1930. Como en otras de sus pinturas, podemos ver una moderna ciudad estadounidense, así como la contradicción que se produce entre la accesibilidad que ofrece a las vidas privadas de completos extraños y el aislamiento y la soledad de la misma.
En 1907, tras volver a Estados Unidos de su primer viaje a París, Hopper lo encontró “un caos de fealdad”. A Hopper le interesaban las formas y materiales de las calles y edificios de la ciudad de Nueva York (piedra, ladrillo, asfalto, acero y cristal) y el efecto que la luz producía sobre ellos. La luz era el medio expresivo más potente y personal de Hopper. La aplicaba en sus pinturas como elemento activo que modelaba las formas, definía la hora del día, establecía un ambiente o creaba tensión pictórica cuando hacía que contrastara junto a zonas de sombras y de oscuridad.
P.D. ¡Aquí podéis ver unos dibujos de Edward Hopper sorprendentes!